VERGÜENZA
Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajó el rocío
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas cuando baje al río.
Tengo vergüenza de mi boca triste,
de mi voz rota y mis rodillas rudas;
ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.
Ninguna piedra en el camino hallaste
más desnuda de luz en la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque oíste su canto, la mirada.
Yo callaré para que no conoscan
mi dicha los que pasan por el llano
en el fulgor que da mi frente tosca
y en la tremolación que hay en mi mano...
Es noche y baja a la hierba el rocío:
mírame largo y habla con ternura.
¡que mañana al descender el río
la que besaste llevará hermosura!
Gabriela Mistral
This entry was posted
on 3 de febrero de 2005
at 11:22 p. m.
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