No es algo frustante ni doloroso. Ni siquiera es decepcionante.
Yo no comprendo a la gente: desean algo y se cumple, y luego acusan de incomprención. Me recuerda la película "Al diablo con el Diablo", donde una sexy mujer le consedía siete deseos a un ingenuo a cambio de su alma. Resultado: el hombre tenía tanta de las cosas que el por años había deseado, pero siempre con las consecuencias reales. Finalmente todo resultaba un desastre, mientras el reclamaba por los deasatres a la "diabla", esta ponía toda su cara de inocencia diciendo que no era culpable por lo que no había sido especificado.
Por supuesto, el papel de malvada hacía ciertamente suponer que ella se hacía la desentendida y todo aquella confusión tenía la finalidad de que los deseos se agotaran más rapidamente.
Yo creo no ser una engendro del mal, ni nada por el estilo. Pero me doi cuenta que me piden y luego me dicen: es que yo no quería eso...
Realmente me confunde. Mi alma esta hecha para formar una muralla protectora en segundos, en un momento, por una palabra. "Es que así somos las González" dice mi prima.
Mientras pienso en las consecuencias, también pienso en mi alma, en lo callosa que es su superficie, en como se inmuniza rapidamente del dolor y ante las mismas situaciones no reacciona de la misma manera. Simplemente sin reacción...
Mi sentido práctico se va asentuando. Aveces me pregunto que va quedando detrás de las murallas... ¿Será aún aquella niña pequeña y lagrimienta cantandole a la luna?