Miro las caras sonrientes, lejanas...
Pasean, corren, flotan, alrededor mío...
Como siempre, yo avanzo por la senda, caminando entre ellos. Yo no los miro, yo no los veo. No quiero ver sus ojos, no quiero reconocerlos. No es culpa del mundo ser tan indiferente. En algún momento, se llegó a un acuerdo misterioso... yo podría observar todo lo que quisiera, pero nunca llegaría a atravesar la barrera que nos separaba... que me separaba...
Que nadie vea la sombra produce que ella se vuelva más arriesgada, observe desde mucho más cerca...
¿Quién será el que te haga caer en las redes asesina?
Así podrás llorar tus lágrimas...
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on 4 de marzo de 2008
at 1:28 a. m.
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