La soledad en mi corazón es cada vez más extensa...
Desde que se lo pasaste a la asesina, las cosas parecen cada vez más tristes...
Trato de seguir mi camino y no mirarla, pero ella sonríe con su tesoro en las manos. Desea que quiera arrebatarselo, desea que intente ir por él, para que al más mínimo intento, ella pueda tirarlo con fuerza al suelo y así romperlo en millones de pedazos.
Desde que ella lo tiene las cosas han cambiado tanto. Supongo que el valor se fue con la joya que lo encerraba, y los amuletos pasaron a ser sólo unas baratijas...


La pertenencia de esa mujer va más allá de todo tiempo. Tu suplica es tan vacía para mis oídos. Ella suspira sembrando las flores que otra mano debería regar... ¡Pero basta de espera! Somos enemigos eternos y eterna será nuestra lucha. Las armas se han perdido en el camino de la venganza y sólo nos quedan nuestras manos. La sangre que nos cubrirá será más pura de lo que nosotros mismos pensamos...