Hay una tristeza que inunda las murallas. No es una niebla espesa, si no que un aire tibio que pasa por los rincones.
Cierro los ojos y aún no siento nada. Nada...
Miro a mi alrededor y todos están dispersos. No hay derecho a pedir ayuda porquer todos se hunden silenciosamente. Algunos por orgullo, otros porque aún no se dan cuenta de lo que pasa. Pero todos se están hundiendo... Incluso tú.
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on 27 de julio de 2009
at 11:39 p. m.
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