Yo no soy nadie para juzgar a los mortales...
pero me parece tan curioso lo que pasa a mi alrededor...
Tan injusto es el destino y sus secuaces... que comienzo a recordar el porque no quería ser parte de esto, que comprendo porque quería tomar mis cosas y marcharme...
y los inocentes pagamos tan caro como los culpable... y así me siento decepcionada y por mi cuerpo comienza a instalarse una pesadez gigante...
¿cómo pedir algo a mi alma abrumada?
Quiero a una alma amiga que me acoja... ya no quiero ser fuerte...
This entry was posted
on 2 de septiembre de 2007
at 10:53 p. m.
. You can follow any responses to this entry through the
comments feed
.