Hay una pena en mi alma. Es una de esas penas antiguas, de esas que están llenas de cosas no perdonadas, de esas que se han vuelto tan cotidianas, que aveces molestan y duelen, porque crecen un poco más y no dejan espacio para otros sentimientos más nobles.
Poco a poco estoy saliendo de esa realidad que me envolvía, cada vez con menos nostalgia, cada vez con mayor incredulidad...
¿En cuantas cosas creía tan ciegamente?
Pero aún no me arrepiento... creo que nunca lo haré.
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on 5 de julio de 2008
at 3:16 p. m.
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