Cuando la gente quiere volver a los caminos de la asesina, suceden cosas muy extrañas...
Hay almas que esta mujer espera que vuelvan de forma anciosa y por lo tanto las deja entrar sin demoras. Ella las extraña por todo lo que le dan.
Un caminante llegó y todo fue alegría. La imagen caminaba suavemente hacia ella, pero antes de que llegara, el viento que la acompañaba llegó ante la asesina y la advirtió de un millón de cosas. Su cuerpo se tenso y aveces le costó sonreír.

Otro caminante llegó a las cercanías. No puede culparlo de nada, ella le mandó una señal. Cuando se llegó todavía todo era seguro. Luego mandó una señal y ella contempló. La figura cumple la hermosa función de adornar el paisaje que la rodea. La asesina sabe que las cosas bellas sólo sirven para contemplarse eternamente...

Cuando el último ser llegó, ella no se lo esperaba. Tanto tiempo llamándolo, tanto tiempo pidiéndo que volviera. Y ahora simplemente llamó desde las afueras, tan cotidianamente como antes. La asesina sonríe ante su voz, mientras yo no aún no entiendo los sentidos de las palabras. ¿Será aquel refuerzo que ella esperaba hace tanto tiempo? ¿Deberé levantar nuevamente la muralla?

Todo está tranquilo. Hay un cansancio traidor y un mensaje de cansancio rondando en mis labios. Quiero decir: "descansaré un momento en este lugar, adelántense si quieren...". El silencio es lo más puro que puede acudir ante unos labios apretados.