-¿Una tacita de té?
-Te dije que no me gusta...
-Pero te gusta el té que te de ella, ¿cierto?
Silencio, aún no puedo creer que la vine a ver.
-Si con ella tampoco tomo mamá, aunque estemos en la casa de sus padres...
Está seria, está herida. No sabe de los problemas que hay afuera.
-Tu padre, ¿cómo está?
-Él me dijo que te viniera a ver, que te dijera que me voy a casar...
-El tiempo se acabó- dijo el guardia.
Ella no dijo nada. Ni siquiera se llevó sus tazas quebradas y desteñidas, aquellas que le quedaban entre sus mínimas pertenencias carcelarias . Ni siquiera me volvió a mirar.
Detrás de la puerta, desapareció.


(Cuento creado en Lengua Materna. Creo que será mi pequeño recordatorio de que puedo tenerlos en mis manos...)

no quiero dejarlo ir...

si supiera lo que hago, iría a buscarte entre los mortales...
dejaría atrás a cada persona, solo para encontrarte... a tí...
pero no sé lo que hago... me quedo aquí, pensando, viendo la vida pasar entre las letras, entre los rostros conocidos y tan tristemente rutinarios....
estás tan cerca, pero todo me detiene...
hasta tus ojos, hasta tu silencio... interminable...

La asesina siempre camina por la oscuridad, buscando a sus iguales, mirando desde lejos... Caminando entre mis sueños, ahí estás siempre mirandome, siempre tomando tantas caras distintas, siempre buscandome...
me gustaría que vienieras... pero no creo que lo hicieras... tienes tanto miedo a mi espada brillante, a las cicatrices en mi rostro, a mis ojos amenazantes que no ves mis brazos abiertos...
Sólo queda llamarte...

ven...

qué es lo que se preguntan al verme caminar por la calle?
Creo que me siento vieja. La universidad me muestra su lado más oscuro y yo miro con curiosidad...
Aveces siento que yo ya pasé por esto y que ya fue mi tiempo, pero mi cuerpo no se niega a cambiar. Creo que mi mente testaruda quiere que las cosas sean sólo como ella quiere, como ella planeo que serían...
Lo bueno es que, aunque ella sigue caminando sin mirar, las cosas están saliendo bien.

Me siento vieja, inevitablemente...
Siento finalmente el peso de estar encerrada tras estas paredes. Finalmente la vida me está pasando la cuenta, casi como diciendo: ¿qué haces parada ahí?
No puedo más que mirar a aquellas personas y mi corazón se agrieta... cada vez más...

Pues... será novedad decir que me siento incomprendida y sola?
*suspiro*