Rkim para Nasciturus.

Nunca naciste, ni fuiste pequeño.
No lloré por tí, no me ilusioné.
Quizás más de alguna vez esperé
para verte...

Ya no soy tan joven y cambió la forma de emocionarme.
Mas, no soy tan vieja como para no notarte.
Si caminas por la vida, simplemente,
y ni siquiera haces algún esfuerzo por ahuyentarme,
no traigas tus ojos dubitativos,
no me busques entre las masas de anónimos.
No me encuentres y no huyas,
bajas simplemente la mirada y me abandonas.
Con mi suerte, propia
y la tuya, de ella...

Hubo un momento en que podía acariciar ilusiones
pero a los no nacidos, muertos.
Cariño, ¿escuchas? no me gustan los rodeos,
si no quieres, ¡por favor no te acerques!.

Vitam/Mortem


La vida me espera sentada en un banco
Sentada al sol, bajo la lluvia
paciente, sin quejas, augusta
Salgo de la sala,
salgo de mi casa,
salgo de la panadería,
de mi cama,
de su cama,
de una tienda,
del baño,
y en cada caso.
ella esta ahí...

Mientras camino ella va a mi derecha
atenta a reconocer la seña.
Yo ya no la miro a los ojos,
desde los antiguos tiempos.
Es la la vergüenza,
porque aún no la sigo,
porque aún no me decidido por ella...

La muerte me abraza y me rodea,
habla conmigo susurrando con dulzura,
espanta a los que se me acercan.
Trata de tomar mi mano constantemente
pero yo se lo niego,
una y otra vez,
una y otra vez.
Bajo el ascensor,
bajo de la micro,
bajo las escaleras,
del auto,
del arbol,
de mi moda,
de mi autoestima.

La he mirado tantas veces a los ojos,
que ha vuelto sensible mi corazón.
No la miro, es mayor el miedo
de que sea la ultima oportunidad,
para arrepentirme...

Así hago mi camino,
a cada uno de mis pasos los sigue su ruido,
ambas los recubren de interrogantes,
de vacías penas...
Ninguna se mira,
ninguna se toca.
Ve mi ojos, una a la derecha
otra a la izquierda.
Mira mis manos, derecha e
izquierda.
Avanzar las piernas, ¡pisa!
¡derecha!, ¡izquierda!
Luego muere la voz...
¡esperen!
esa soy solo yo.

No hay muchas palabras para este sentimiento vago...
Me escapo entre las puertas, encerrando las realidades trás ellas, y luego respiro tranquila, pensando que por un segundo estoy a salvo...
Mi pasado está tan lejos. Cuando la curandera de las almas llama desde el más allá, yo no tengo nada que decirle, yo no tengo nada de lo que recuerde...
Pero no es el perdón el que me ha hecho olvidar, son mis miedos de que todo vuelva a derrumbarse bajo mis pies y ya no haya ni una sola salida...
Camino lentamente para no hacer ruidos a mi pasar, para que mi presencia sea aún lo suficientemente invisible para que nadie piense en ella...
Veo un final, lo veo cercano. Y temo por él...

aveces me viene una profunda tristeza... larga, tan palpable...
y lloro como una niña pequeña...
porque solo los niños lloran cuando les son arrancadas sus muñecas...

me pregunto tantas cosas...
despierto con la sensación de compañía, con alguien observándome silencioso. Yo sé que al abrir los ojos, "nadie" hará justicia a su nombre y yo estaré sola...
Aveces, cuando pienso en mi asesina, creo que ha quedado lejos, que fue absorvida por las tinieblas de mi alma, se ha dejado morir de tanto ser apartada...
Era triste verla rondando por aquellos rincones oscuros, cuando ella había sido la protectora, cuando ella había dado su vida para que nada pasara...

¡Pero que digo!, ¡ella aún está ahí! Aún se ven aquellos ojos nocturnos...
¿Será ella la que me hace compañía? ¿será acaso su alma la que vela por mi sueño y desaparece cuando despierto?
Aún no hay lágrimas, aún no hay dolor... sólo una espada enfundada...