No hay muchas palabras para este sentimiento vago...
Me escapo entre las puertas, encerrando las realidades trás ellas, y luego respiro tranquila, pensando que por un segundo estoy a salvo...
Mi pasado está tan lejos. Cuando la curandera de las almas llama desde el más allá, yo no tengo nada que decirle, yo no tengo nada de lo que recuerde...
Pero no es el perdón el que me ha hecho olvidar, son mis miedos de que todo vuelva a derrumbarse bajo mis pies y ya no haya ni una sola salida...
Camino lentamente para no hacer ruidos a mi pasar, para que mi presencia sea aún lo suficientemente invisible para que nadie piense en ella...
Veo un final, lo veo cercano. Y temo por él...