Mi hermana me dijo: "el tipo estaba al límite de lo permitido, pero aún así seguía embarrandola, seguía metiendo la pata, y no se daba cuenta..."
Creo que todos vivimos lo mismo... pero esta semana más que nunca puedo decir lo mucho que lo he notado en otras personas. Hay un compañero de trabajo que se cree la eminencia de la sabiduría y que esta seguro que con sus actitudes me curará de mis defectos (los que según su gran ojo crítico ha encontrado en mi y que claro, y no mejoro). Su frase fue: "A mi me entregaron un carboncito y yo lo convertiré finalmente en un diamante".
Despúes de esto, creía que nada podía superarlo, pero claro que hay más...
Entre mi padre y mi madre mi existencia se ha vuelto muchísimo más difícil. Entre los dos se superan con mayor y mayor destreza, siendo los campeones de lo que supuestamente "un padre no debería ser".
Miro hacia adelante y busco una puerta... alguna que sea, que se vea a lo lejos... para saber por último que habrá una salida en mi camino. Pero está tan nublado...
La huella del camino está tan difusa que debo pegar los ojos al piso con desesperación... y no puedo ver el sol radiante que aveces me ilumina... o la lluvia copiosa que cae sobre mi cuerpo...
Si creen que este año ha sido relajado... al revés, que me he endurecido por lo menos en una capa...
Libertad, estás tan endemoniadamente lejos...