Posted by Rakeru Viu

Hace un par de días, al momento de llegar de Ritoque, mi mamá nos contó que mi abuela estaba enferma. Mi abuela ha sobrevivido a muchas cosas. La verdad es que, la vida ha sido muy dura con ella, pero en este momento, se pude decir que está viviendo en un lugar cómodo, dónde todos la atienden y ella puede hacer una vida normal y con muchas garantías. Su departamento al lado del cine Hoyts fue un logro de muchos años de esfuerzo.
Mi abuela materna ha sufrido de diversos males durante su vida. Uno de los más graves fue un tumor en la cabeza que el extirparon cuando yo era pequeña. Mi memoria ya estaba clara para ese entonces, pero de todas maneras, no hay muchas pistas de lo que sucedió. La razón es muy clara: a los niños no se les cuentan ni se les explican las cosas que les pasan a los adultos. Recuerdo días en el hospital naval, dónde algún familiar se quedaba en el primer piso con nosotros, los niños, porque no podíamos subir a ver a mi abuela por nuestra corta edad. También recuerdo una fea cicatriz y una cabeza calva.
Mis abuelos maternos siempre fueron más lejanos que mis abuelos paternos, por muchísimas razones que no vienen al caso. Por eso casi nunca habló de ellos. Tampoco los voy a visitar muy seguido. Por muchísimas razones las cosas no son muy cercanas con ellos.
Mi abuela vuelve a estar enferma y por primera vez, será algo inoperable/intratable. Su enfermedad es el Alzheimer. Es simple pensar que sólo consiste en olvidar. Mi mamá tiene espearanzas de que pase todo muy lentamente y yo creo que desde ahora en adelante ya no hay nada seguro.
Despúes de todo esto, este espacio, tan simple, pasa a tener aún más importancia. ¿Por qué?, se preguntaran ustedes. Es común de esta enfermedad sea hereditable, por lo tanto, mi mamá puede padecerla, o aún más, yo puedo padecerla.
Así, quedará este lugar para siempre, por siempre jamás. Quizás, algún día, olvidaré las letras, las palabras (mi abuela comenzó olvidadndo los números) y no pueda escribir. Si llega ese día, ojalá pueda recordar un tiempo más leer. O escuchar, porque si estoy viejita, quizás alguien me pueda decir lo que pasaba por mi mente, una tarde como hoy, dónde aún todo parece tener sentido y mi memoria es uno de los tesoros más valiosos que tengo y mi peor maldición...

This entry was posted on 4 de febrero de 2008 at 12:49 a. m. . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

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