Creo que... me deje caer, suavemente... en un lugar donde no quería estar, porque le tenía miedo, a un lugar que tenía prohibido, pero aun así me llamaba intensamente, con cada vez más fuerza ante mis silencios... es que ya no podía esperar.
Cada vez que pienso en las batallas llevadas a cabo, en las guerras perdidas y los heridos resultantes, la melancolía me aleja de los caminos y me impide caminar hacia la voz.
la dulsura me envuelve y me arrolla y me hace detenerme a un lado del camino... sola para tomar su mano un segundo, solo para que mi alma se libere y sueñe...